martes, 23 de junio de 2009

Educacion en la Nueva Era

LA «NUEVA ERA» EN LA ENSEÑANZA


Nancy Pearcey



Imaginemos a veintiún niños de primer grado de primaria yaciendo inmóviles en el suelo de la clase. La maestra entona frases tranquilizadoras para ayudar a la relajación. Al cabo de unos momentos comienza el viaje de la meditación. Los niños imaginan el sol, brillando con todo su resplandor, irradiando una intensa luz hacia ellos. Luego, en el ojo de la mente, se les dice a los niños que atraigan el sol hacia abajo, abajo del cielo y hacia su propio cuerpo. Su luz palpita desde la cabeza, abajo hacia el tórax, más y más abajo hasta que su cuerpo está lleno de luz.

Ahora imagínate haciendo algo de manera perfecta, dice la maestra. Seguid observándoos como perfectos. Llenaos con el conocimiento de que sois perfectos. Esta es vuestra luz, vuestra inteligencia, vuestro sol. Todo vuestro cuerpo se torna en un rayo de luz. La maestra les dice que se vean llenos de luz. Ahora ellos contienen toda la luz del universo. Con esta luz, les dice la maestra, se sienten ahora en paz -son perfectos. Al volver de este viaje de fantasía, se les recuerda a los niños que son inteligentes, magníficos, y que contienen toda la sabiduría del universo dentro de ellos mismos.

Imaginemos ahora que esto está sucediendo en escuelas públicas y privadas por toda la nación -porqué así es. Esta lección de visualizacion guiada es una de las técnicas empleadas por la doctora Beverly Galyean en su sistema de educación confluente. Su sistema es un ejemplo de una tendencia reciente entre los educadores de volverse hacia Oriente en pos de nuevas filosofías y nuevas técnicas de aprendizaje, desde la meditación al yoga y a los ejercicios de respiración.

Para seguir este movimiento en el campo educativo, pasamos a desarrollos en la psicología, porque las teorías de educación son aplicaciones de los principios psicológicos del aprendizaje. La psicología transpersonal comienza con la presuposición de la unidad del mundo físico como expresión de Dios. Nos extendemos hacia todo nuestro potencial humano al buscar el dios en el interior, al realizar nuestra unidad con el universo y el poder trascendente dentro de nosotros.

La doctora Galyean es bien sincera acerca de las presuposiciones religiosas de su teoría educativa:

Cuando comenzamos a ver que todos somos Dios, que todos tenemos los atributos de Dios, creo entonces que todo el propósito de la vida humana es reconocer la divinidad dentro de nosotros; el perfecto amor, la perfecta sabiduría, el perfecto entendimiento, la perfecta inteligencia, y cuando lo hacemos, recreamos aquella antigua y esencial unidad que es la conciencia. De modo que toda mi perspectiva se basa muchísimo en aquella idea.

Esta creencia de que dios es en nosotros y que formamos parte integral de dios es panteísmo oriental, en contraste con el teísmo cristiano que enseña que el mundo creado es distinto del Dios que lo creó. Según la doctrina religiosa de Oriente, no somos individuales en esencia, sino parte de la Conciencia Universal, o Dios, o Espíritu, que se manifiesta en el mundo físico.

Educación para la Nueva Era



En el campo de la educación, la Psicología de la Cuarta Fuerza ha producido un movimiento conocido como educación para la Nueva Era, o educación transpersonal, holista, o de la nueva conciencia. Comenzando con la premisa de que formamos parte de una Mente Universal, concluye que el énfasis en educación debería ir a «enlazar» con ella a fin de acceder a su sabiduría. Los educadores de la Nueva Era Canfield y Klimek se refieren a ella como nuestro «Yo Superior» y escriben que es «la fuente de nuestra sabiduría, creatividad y guía interior». Recomiendan que la meta de la educación llegue a ser «el desarrollo de la propia relación con su Yo Superior».

¿Qué implicaciones tiene esta creencia para el aula? Primero, debido a que se cree que cada persona forma parte de la conciencia universal, que cada niño contiene ya toda sabiduría. A los niños se les enseña a que se digan a sí mismos: «Mi mente ya sabe cómo escribir correctamente esta palabra.» Al enseñársele el sentido de propia valía y confianza en sí mismos, se les dice a los niños de forma explícita que ellos son perfectos, totalmente amantes y omniscientes. «Soy una persona perfecta y un estudiante perfecto» es una expresión que se enseña a los niños para que se la repitan frecuentemente a sí mismos.

Segundo, que tomar una información del exterior es menos importante que sondear en el depósito de sabiduría disponible para nosotros en la conciencia universal. Consiguientemente, el énfasis en la educación de la Nueva Era recae en técnicas de introspección y meditación, de imaginería guiada, ejercicios de relajación, viajes de ensoñación, potenciación del hemisferio cerebral derecho, autogenesia (autohipnosis), clarificación de valores, biofeedback, etcétera. Se contemplan la intuición, los sentimientos y el inconsciente como un medio para acceder a la mente universal para conseguir consejo, información y ayuda de la misma. Hay un nuevo interés en estimular el hemisferio derecho del cerebro, que se considera ser la fuente de la intuición, de la fantasía y de las emociones. Citando de nuevo a Canfield y Klimek: «Nuestros estudiantes han de aprender también a valorar su mundo inconsciente y a confiar en él, este mundo inconsciente que se manifiesta por medio de su imaginación, intuición, sueños, fantasías.»

Otro medio de contactar con su «Yo Superior» para conseguir orientación es por medio de «espíritus guías». Los niños escogen alguna imagen o ilustración que representa a su «guía». Durante el año escolar, cuando el niño necesita consuelo o ayuda, el maestro lo instruye así: «Pregúntale a tu guía». La imagen viene a ser una fuente de información, «alguien» a quien ir cuando haya algún problema.

Leyendo entre líneas



¿Le están enseñando a tu hijo que forma parte de la conciencia universal? ¿Le enseñan a meditar, y a buscar guía del Yo Superior? Para descubrirlo, tendrás que leer entre líneas. Después de referirse a la necesidad de desarrollar «las dimensiones interior y espiritual, por medio de la operación de formas como la meditación», Canfield y Klimek dicen:

El centrado también puede introducirse en el trabajo con meditación en el aula. (Consejo: Si estás enseñando en una escuela pública, no lo llames meditación, llámalo «centrado». Todas las escuelas quieren a los niños relajados, atentos y creativos, y esto es lo que conseguirán.)

Incluso Galyean, que es por otra parte sincera acerca de las bases religiosas de sus teorías, advierte que aunque muchas escuelas están abiertas a técnicas abiertamente religiosas como la meditación, en áreas más conservadoras es necesario emplear términos eufemísticos como «centrado» o «concentración». También es remisa acerca de los espíritus guías: «Naturalmente, no los llamamos así en las escuelas públicas. Los llamamos guías imaginarios».

Tu escuela puede tener programas que anuncia con el objeto de «reducir el estrés» o para «aprender a relajarse». Éstas son formas típicas de describir los programas de meditación. Puede que introduzca técnicas para «potenciar la autoestima y la autoconfianza», que emplean relajación e imaginería guiada para ayudar al niño a acceder a su «Yo Superior». Si tu escuela anuncia programas pensados para «potenciar la creatividad y las capacidades de toma de decisiones», deberías estar consciente que este es un beneficio que se pretende comúnmente que es el resultado de entrar en contacto con el inconsciente por medio de la meditación.

Puede que tu hijo esté involucrado en un programa modelado en base de enfoques conocidos como «Superaprendizaje» o «Aprendizaje y Enseñanza Sugestivo Acelerativo» (SALT). El que no haya leído acerca de estos enfoques quizá desconozca que recurren al yoga, a la meditación y a otras técnicas espirituales orientales. Se basan en la «Sugestología» del doctor Lazanov, que a su vez recogió del yoga, del aprendizaje en el sueño, de la hipnosis, autogenesia y parapsicología. Sus «raíces más profundas se encuentran en el sistema de Raja Yoga». La Sugestología puede ser recapitulada como el empleo de estados alterados de la conciencia producidos por la meditación para facilitar el aprendizaje. Emplea música como un mantra «para evocar un estado psicofísico específico de concentración relajada» y la respiración rítmica para aumentar el «prana» en el cuerpo (el concepto oriental de una fuerza o energía vital).

¿Podría ser que estas técnicas sean neutrales por sí mismas y que sean útiles para la relajación e introspección si se separan de su contexto religioso? Los defensores de la meditación han insistido largamente en que no se trata de nada más que de una técnica para conseguir un estado de profunda relajación, exhibiendo gráficas y mediciones para difundir una sensación de respetabilidad científica.

En una entrevista le preguntaron a la misma doctora Galyean si sus ideas religiosas orientales eran necesarias para un currículo de educación confluente. Ella respondió:

El sistema de educación confluente con el que trabajo es totalmente dependiente de esta perspectiva, porque toda mi filosofía es que el aprendizaje es adquirir las capacidades de contemplar dentro de nosotros y descubrir aquella información que está dentro de uno y que uno necesita conocer, para crecer y devenir perfecto.

Nos parece que Galyean tiene razón. Se vende una variedad de programas, todos ellos basados en técnicas espirituales orientales, como medio para reducir el estrés, potenciar la autoestima, o acelerar el aprendizaje. Pero la meditación y el yoga, se pongan el ropaje que se pongan, están inextricablemente vinculados con la visión oriental del mundo. Los que practican estas técnicas son enseñados a pensar en términos de esta visión del mundo, tanto si esto se expresa de manera abierta como si no.

Kenneth Pelletier, un proponente de la meditación, dice francamente que bien puede ser que la nueva conformación de la visión del mundo del meditador sea consustancial a la técnica:

En cierta manera, una persona que entra en meditación ya se ha entregado a un sistema filosófico concomitante. No se puede subestimar este factor de la actitud del individuo al aproximarse a la práctica de la meditación para comprender los efectos positivos de esta práctica.

En las explicaciones que se dan acerca de cómo y por qué funciona la meditación se presupone una cierta visión de la vida. Es verdad que no se le pide a nadie que haga una declaración de fe ni una entrega de fe antes de comenzar a meditar, y por eso sus defensores pueden decir que la meditación no es religiosa, y que es por ello compatible con cualquier fe. Pero sería ingenuo no darse cuenta de que

aunque no se exija creencia por adelantado, las «creencias» se enseñan de una forma concreta -y por ello, se aprenden. Las experiencias que te encuentras en la meditación no vienen con etiquetas adjuntas, pero demandan interpretación. La interpretación autorizada que te dan, cuando se reduce a su contenido esencial, es idéntica, punto por punto, al hinduismo monista de las Upanishads y a la tradición védica de Shankars.

Un paso más allá



Es evidente que los meditadores sí entran en contacto con alguna clase de poder. La interpretación que dan sus proponentes es que la meditación es la vía de acceso a nuestra mente inconsciente y por medio de ella a una mente universal. Pero esta no es la única interpretación posible. Otras tradiciones religiosas mantienen que el poder espiritual proviene de seres espirituales, lo que ofrece una interpretación diferente de los acontecimientos paranormales. David Haddon observa que el estado pasivo de la mente que se busca con la meditación «se asemeja al que buscan los mediums para entrar en contacto con los espíritus....»

Como dice el educador Frances Adeney, recapitulando la educación confluente de Galyean, «se apoya enormemente en técnicas de meditación así como en una proclamación directa de creencias hindúes y ocultistas».

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